Alimentación complementaria: pautas generales
La alimentación complementaria contribuye a formar hábitos saludables en los niños y niñas.
Desde edad temprana comienzan a mostrar sus preferencias por ciertos alimentos. Es por esto que es un momento crucial para empezar a establecer hábitos de alimentación saludables, correctos y adecuados. Es importante que como padres estemos conscientes que cada niño/a son distintos y no siempre es posible aplicar los mismos criterios de alimentación en cuanto a cantidades y frecuencias, pero si hay pautas generales que nos pueden ayudar a tomar mejores decisiones. Lo que hagamos por nuestros hijos durante sus primeros dos años de vida tiene repercusiones hasta su vida adulta. Lo ideal es ofrecer alimentos de calidad para de esta forma tengan un adecuado crecimiento y desarrollo tanto físico como mental. A continuación les presentamos unas recomendaciones publicadas por el Instituto Nacional de Salud Pública en México.
- Introduce alimentos a partir de los 6 meses y continua con la lactancia materna, cada vez que el niño lo pida, hasta los 24 meses o más. Es recomendable continuar con la leche materna ya que es una fuente importante de vitaminas, ácidos grasos esenciales y energía para el bebé, así como de factores inmunológicos protectores y otras sustancias que fomentan el crecimiento y el desarrollo óptimo del niño/a. Aporta entre el 35 y 40 % de los requerimientos energéticos que el niño/a de esta edad necesita. En caso de alguna enfermedad ayuda a que la recuperación del bebé sea más rápida.
- Da alimentos machacados, molidos o triturados en lugar de líquidos.
EDAD |
TEXTURA |
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6 a 8 meses |
Papillas espesas. Alimentos bien machacados. |
9 a 11 meses |
Alimentos finamente picados o machacados. Alimentos que el bebé pueda agarrar con su mano. |
12 a 23 meses |
Alimentos picados (o sí aún es necesario machacados). |
- Aumenta la consistencia del alimento a medida que el niño o la niña crecen.
- Antes de los 24 meses se recomienda ofrecer tres comidas y dos colaciones al día.
- Incluye por lo menos un alimento de cada grupo (verduras y frutas; cereales integrales; leguminosas y alimentos de origen animal) en cada comida y variar, en la medida de lo posible, los alimentos que se usan de cada grupo.
- Es importante incluir alimentos con alto contenido de proteínas y hierro, por ejemplo: alimentos de origen animal como la carne, pollo, pescado y huevo; y las leguminosas como los frijoles, habas, lentejas y garbanzos.
- A partir de los 12 meses, el niño o la niña pueden comer casi todos los alimentos de la dieta familiar.
- Es importante que los alimentos que se ofrezcan a los niños y las niñas les aporten energía y nutrimentos, esto se consigue dándoles alimentos densos en consistencia (como las papillas, machacados o molidos) para satisfacer sus necesidades, y así favorezcan su crecimiento y desarrollo, de forma adecuada.
- Evita agregar azúcares, edulcorantes y sal en la preparación de alimentos. Los niños, a estas edades, aún no desarrollan el gusto por tales sabores. Es preferible estimular su paladar con alimentos que conservan su sabor natural. También es recomendable que eviten desarrollar gusto por alimentos que, a largo plazo, pueden ocasionarles problemas de salud si los consumen en exceso.
- Evita bebidas y alimentos con baja densidad nutrimental, como bebidas azucaradas con sabor a frutas, refrescos, tés, café, frituras y botanas industrializadas.
- Evita productos industrializados, como pastelitos, papitas y demás botanas fritas, pues tienen un alto contenido de sal, azúcar y grasa que favorecen la ganancia acelerada de peso y el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles como obesidad y diabetes.